Frei Joseph Chalmers O. Carm.
En el Carmelo hay muchas estrella, pero
las más grandes, las más brillantes son Santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz. Su experiencia y sus
escritos son tan importantes para la historia de la espiritualidad. Pero son
tan grandes que a veces, no se puede ver
otra cosa. La espiritualidad Carmelita no empieza con Teresa y Juan. Ellos
recibieron la tradición y con genio reelaboraron esta tradición y pasó esta
tradición a nosotros.
El corazón de la espiritualidad
Carmelita es desde el inicio de nuestra historia, la contemplación. Santa
Teresa y San Juan vivían en el tiempo de
la “Devoción Moderna” en que la oración mental era muy importante. Teresa
encontró un método de oración mental que le ayudó mucho. Teresa y Juan escriben
de la vida espiritual en términos de oración. Por supuesto, la puerta a la
contemplación es la oración, pero la contemplación incluye toda la vida.
Claro que vivimos en un mundo de ruido.
Hay siempre ruido, radio, Tv., palabras, palabras , palabras. No somos islas
aisladas. Todo el ruido entra en nuestras almas. Llevamos con nosotros un gran
ruido interior. Cuando vamos a la oración individual, es muy difícil para
nosotros estar en silencio. Tal vez nuestra oración es simplemente más ruido.
El silencio es difícil para nosotros y tal vez tenemos miedo; entonces llenamos
todo el tiempo de la oración con palabras. Es bueno leer, es bueno meditar en
el sentido de pensar sobre la Palabra; es bueno hablar a Dios con palabras
santas como el Padre Nuestro y Ave María; es bueno hablar a Dios con nuestras
propias palabras. Pero hay tiempo para hablar y tiempo para silencio. Ahora
quisiera hablar un poquito sobre la oración del silencio y proponer un método
de oración del silencio.
Hemos hablado el miércoles sobre el
camino de una relación interpersonal. Es siempre importante hablar para
continuar la comunicación entre dos personas, pero en una relación buena, el
silencio puede ser lleno de significado. Es muy normal en una relación que está
madurando que la comunicación se hace más simple con menos palabras. Al inicio,
se tiene que hablar mucho, pero después un movimiento de los ojos puede ser
suficiente para comunicar mucho.
Tenemos que crecer en la amistad con
Dios y no debemos presumir una relación que no existe. Por supuesto que Dios
nos ama igualmente, pero nosotros no estamos en el mismo lugar. Cuando hablo de
la oración del silencio, no estoy diciendo que el silencio sea todo el
contenido de nuestra oración, no necesitamos rezar de varias maneras. Cuando
una persona siente la necesidad de más silencio en la oración, necesita un
poquito de ayuda.
Hay varios métodos de rezar en silencio.
Quisiera hablar solamente de una de esas; es un método que es moderno, pero
tiene sus raíces en la riquísimo tradición contemplativa del cristianismo. El
método no es complicado; es muy sencillo y al mismo tiempo bastante sutil. Hay
cuatro puntos en este método.
1-
posición del cuerpo.
Se puede rezar en cualquier ocasión o en
cualquier posición. Pero en la larga tradición contemplativa podemos encontrar
varias sugerencias. Es importante encontrar una manera para que el cuerpo no
sea una distracción durante la oración. Yo tengo dificultad para arrodillarme.
Después de unos minutos no puedo pensar
en algo más que el dolor en las rodillas. Entonces para mí, rezar de rodillas
no es una buena idea. Para cualquier método de oración de silencio, veinte minuto
es un mínimo porque necesitamos tiempo para entrar en esta oración.
Para la mayoría de personas es mejor
estar sentadas; es más confortable y se puede continuar sentado por todo el
tiempo. Los brazos y las piernas en una posición de relax. Rezando con los
brazos o piernas cruzadas no ayuda el cuerpo entrar en la oración y así el
cuerpo puede ser una gran distracción durante la oración. Todo esto es para
iniciar bien .
2-
introducir la palabra sacra.
En este método de oración usamos una
Palabra Sacra. Esta Palabra no tiene que
ser sacra en sí misma, pero tiene que ser muy significativa para la persona. La
oración consiste en estar en la presencia de Dios y consentir su acción en nosotros. Es una oración de
intención y no de atención; es decir, no es necesario concentrarse en algo sino
desear la presencia y la acción de Dios en nuestras vidas. En el silencio
introducimos la palabra sacra muy suavemente en el propio corazón. Esta palabra
viene de la relación que tienes con
Dios; es una palabra que tú entiendes y que Dios entiende, pero no se necesita
que otras personas la entienden.
Según la tradición contemplativa, la
palabra sacra debía ser breve. Algunos ejemplos de palabras posibles son: Dios,
Señor, Amor, Jesús, Espíritu, Padre, María, Sí. Pero si una palabra es sacra
para ti; es decir, significativa puedes usarla en esta oración.
Cuando digo introducir la palabra sacra
en tu propio corazón, no estoy diciendo profundizar la palabra, sino aceptar
esta palabra dentro de sí sin pensar sobre el significado. No es necesario
forzar la palabra; tiene que ser muy suave. No se pronuncia la palabra con la
boca ni con la cabeza. No es un mantra. La palabra sacra focaliza nuestro
deseo. Se necesita usar la palabra siempre de la misma manera para ayudar al
corazón a volver al Señor cuando somos conscientes de que estamos distraídos.
Esta es una oración de intención y no de abstención. Nuestra intención es
simplemente estar en la presencia de Dios y consentir su acción en nuestras vidas. Nuestra palabra
sacra exprime esta intención y cuando estamos consientes que estamos pensando
en otras cosas podemos decidir continuar pensando en esta palabra o volver a la intención de estar en la
presencia de Dios y consentir su acción. Durante esta oración no es necesario
hablar con Dios con palabras bellas o tener pensamientos santos; podemos hacer
estas cosas en otro momento. Nuestro silencio y deseo valen mucho más que
muchas palabras bonitas.
Por medio de esta palabra sacra que
hemos escogido, exprimimos nuestro deseo profundo y nuestra intención de
permanece en la presencia de Dios y consentir su acción en nuestra vida, una
acción de purificación y transformación. Se usa la palabra sacra que es símbolo
de nuestra intención y de nuestro deseo; sólo cuando somos conscientes de que
estamos pensando en otra cosa. La oración misma consiste en estar en la
presencia de Dios sin pensar en algo particular. Es una oración de relación con
Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
María, la Madre de Jesús estaba frente a
la cruz en silencio, en silencio recibió la vocación de ser Madre de la
iglesia. En el silencio pronuncio su “sí” al Padre, uniéndose de esta manera al
sacrificio de su Hijo, por la salvación del mundo. María es el modelo para
nuestras vidas. Como ella escuchamos la
Palabra de Dios y abrimos el corazón para que Dios nos transforme. Somos
creados para Dios; tenemos cavernas infinitas dentro de nosotros. Intentamos
llenar estas cavernas con muchas cosas, pero sólo Dios basta.
DIRECTRICES
PARA LA ORACIÓN EN SILENCIO
1- Escoger una palabra sacra, como
símbolo de la propia intención de consentir la presencia y la acción de Dios
dentro de sí.
2- Encontrar una postura física, cerrar
los ojos e introducir en silencio la palabra sacra como símbolo de la intención
de consentir la presencia de la acción de Dios dentro de sí.
3-Cuando se es consciente de pensar en
algo; volvemos suavemente a la palabra sacra.
4.- Al fin del periodo de oración,
permanecer en silencio por algunos minutos con los ojos cerrados.
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